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El director y guionista Enrique de Tomas, de origen corraleño, presenta el día 2 de noviembre, a las 18.30 h, en el teatro del colegio La Salle su último corto, Cora Beluga, un proyecto independiente y ciertamente faraónico que cuenta con escenarios de Corral.

 

Cada vez son menos los que recuerdan que en Corral hubo un tiempo en el que llegaron a coexistir hasta tres salas de proyección, que ofrecían varias sesiones durante el fin de semana. Enrique de Tomás, un joven autor de procedencia corraleña, apenas recuerda el rótulo que anunciaba en la fachada, bastante tiempo después, el nombre de la última sala en cerrar. Pero la pasión de Enrique es el cine, y se ha preparado a fondo para desarrollar esta actividad. Tras dos cortos en su haber, en su último trabajo, Cora Beluga, ha decidido incluir localizaciones del pueblo del que desciende, Corral de Almaguer, y reestrenarlo en la localidad. Apoyamos a Enrique en su aventura, ya que, a pesar de los tiempos complicados en que estamos, ha cogido sus cámaras de formato tradicional y se ha introducido por la senda de la creación.

Enrique nació en Madrid en 1976, de familia corraleña, y ha asistido a cerca de 40 cursos desde 2003 formándose ampliamente como guionista, director, director de actores, editor, ayudante de dirección y productor. Desde entonces ha participado en multitud de rodajes, y ha concluido dos piezas documentales (TESAURO RENACE y JUNGLA) y sus dos primeros cortometrajes de ficción (ARROZ PEGAO y EL DESPEGUE DEL TRIMOTOR, rodados en Súper 8mm). Ahora estrena CORA BELUGA, una obra de ficción de 14 minutos rodada en Súper 16mm.

 

PREGUNTA. ¿Qué te ha llevado a incluir localizaciones de Corral en tu último corto?

RESPUESTA. Pues quería hablar sobre la primera percepción infantil de la muerte, y mis propios recuerdos me llevaron a Corral, a la calle Padre Aniceto y al callejón del Perro, con mi familia, mis abuelos Alfonsa Martínez-Raposo y Pascual Bretón, y mi tía Sole, al kiosco de la plaza con la banda del pueblo tocando encima, al imponente silo siendo yo chico, al color añil de las fachadas viejas, a los cipreses y la tapia del cementerio… Todo ello recordado en una especie de nebulosa teñida de nostalgia.

 

P. Corral llegó a tener hasta tres salas de proyección. La función social del cine como medio de entretenimiento y la forma de ver cine, es indudable que ha cambiado mucho, hasta el punto que podemos decir que el cine, en su concepción clásica de evento social, está desaparecido en las áreas rurales como nuestro pueblo. ¿Ves algún futuro viable para el cine en estos espacios?

R. Sí, recuerdo ir de chico al cine Antonio y la pena que me dio cuando supe que lo cerraban y había que ir a otro pueblo para poder soñar a oscuras. Pero en fin, ninguno dejamos de querer disfrutar, sufrir, sorprendernos, amar, asustarnos, batallar, reírnos y sentirnos vivos… y eso nos lo da la pantalla. En el mundo rural hay espacios para saciar ese hambre. Están por surgir iniciativas locales, asociaciones y amantes de las pantallas a oscuras… hoy la tecnología es accessible, solo faltan ganas de descubrir y compartir. Cine de verano en la piscina o en una era, ciclos en el auditorio… ¡hay mucha gente con proyector y tenemos muchos patios!

Hoy la tecnología es accessible, solo faltan ganas de descubrir y compartir. 

P. En tu carrera ya cuentas con algunos premios, como el de Manchatur de 2009. ¿Cuál es la importancia para ti de un premio en cine?

R. Se agradece mucho, como no, pero para alguien que comienza a dar pasos en este mundo lo realmente importante es la exhibición de la obra, poder llegar a más y más personas para averiguar si eres capaz de transmitir lo que pretendías. Hoy es realmente difícil incluso que se vean las obras dada la cantidad de gente que tiene, por un lado ganas de contar historias, y por otro accesibilidad a cámaras y ordenadores. Eso hace que la calidad del cortometraje actual sea realmente notable.

 

P. Durante diez años has realizado unos 40 cursos que podemos decir que abarcan todo el espectro que compone el cine. Si miramos la situación actual del sector y películas por las que, en general, se decanta el espectador, ¿merece la pena tanta formación?

R. Claro, sin duda, y el tiempo pondrá cada cosa en su sitio. Creo que uno debe conocer todos los oficios de la profesión, más o menos extensamente, entender todos los conceptos, necesidades, limitaciones, sumar experiencias con los actores, con el equipo… así es como puedes buscar la mejora del conjunto de la obra. Debes cuidar todos los detalles, conocerlos, anticiparte, prever los fallos, saber por qué hay que esperar a que el equipo de fotografía cambie de objetivo, aprovechar ese tiempo con tus actores, ensayar, dominar sus temores y lo que necesitan para estar cómodos, sin olvidar los problemas de iluminación o sonido en la localización, o las exigencias de un decorado, vestuario, maquillaje, los entresijos de la organización… vas sumando experiencia continuamente, aprendes hasta cómo reanimar el rodaje cuando el grupo está disperso… así es como aprendes a ver cada vez antes lo imprescindible del proyecto y a detectar lo que puede ser sacrificado, lo que no aporta o que incluso resta al conjunto de la obra.

 Creo que uno debe conocer todos los oficios de la profesión.

P. Una de las formas habituales de llegar a la ‘gran pantalla’, es el corto. Hace años era normal ver alguna de estas piezas antes de la película principal. Ahora, en cambio, te saturan con una batería de trailers de las próximas proyecciones, quizás con una intención meramente mercantilista. Salvo algunas iniciativas muy específicas, como la 2 de TVE, se presta muy poca atención al corto en nuestro país. ¿Cómo ves la situación actual de este género del cine?

R. La batalla por recuperar el corto antes de las peliculas se perdió hace mucho. Los exhibidores prefieren anuncios porque recaudan, lógico. Aparte, en España apenas existe interés por ver cortos pero, paradójicamente, llevamos tiempo siendo líderes mundiales del formato, con innumerables premios a producciones españolas en los últimos años, véase el palmarés de cortos recientes como A story for the Modlins, de Sergio Oksman; Aquel no era yo, de Esteban Crespo; Dicen, de Alauda Ruiz de Azúa; Porque hay cosas que nunca se olvidan, de Lucas Figueroa; Dulce, de Iván Ruiz Flores; Voice Over, de Martín Rosete, por decir algunos. El corto español está aportando muchas satisfacciones a la cultura del país, a su prestigio e imagen fuera. Son obras muy cuidadas que obtienen una incontestable rentabilidad cultural… Sí, La 2 emite cortos, pero sin pagar derechos de emisión por las obras, que cuestan producir al igual que en Hollywood, pero que aquí toca estar agradecidos de que se muestren en televisión por la patilla, pese a muchas veces ser multipremiadas en el extranjero y mientras ven como si que se pagan derechos a las producciones de fuera. Es injusto que no paguen un mínimo por emitir contenido de 15 minutos en televisión… Además, ten por seguro que cualquier cuantía el cortometrajista la reinvierte en su siguiente proyecto, lo que, si la distribución de derechos y premios fuera más justa, alimentaría el crecimiento de una incipiente industria.

La 2 emite cortos, pero sin pagar derechos de emisión por las obras.

P. Se está focalizando mucho en el precio de la entrada los problemas por los que atraviesa el cine, a lo que añaden un incremento importante de los impuestos. Se está poniendo en entredicho la calidad de nuestro cine como argumento para recortar subvenciones, en un país donde casi todo está subvencionado. Pero poco se habla, fuera del sector, de las distribuidoras, que son las que hacen llegar la película al espectador. Recientemente, una acción de marketing con una bajada espectacular del precio de la entrada, ha llenado las salas de espectadores durante tres días. ¿Podemos señalar a las distribuidoras como responsables últimos del sangrante cierre de salas?

R. En España las “rebajas” siempre hacen furor... pero lo cierto es que el cambio que está sufriendo la cinematografía corre paralelo a la marcha de la sociedad, donde muchos modelos tradicionales se derrumban. Es un cambio que tiene más de social que de tecnológico. Existe una crisis de valores y de formas de amortización tradicionales, el modelo hace aguas y no puede mantenerse más si sigue basado en taquillas, ventas a televisiones, alquiler y venta de DVD, subvenciones y premios. En poco tiempo la exhibición en grandes salas será un acontecimiento especial con precios más altos, como la ópera, el teatro o los grandes conciertos. Hace 20 años se apostó por complejos de ocio que aglutinasen las aspiraciones consumistas de la población, en detrimento de los cines de cercanía. Esta transformación condicionó la oferta ya que las multisalas pertenecen a grandes empresas que imponen criterios demográficos de gustos estandarizados al configurar su programación. La experiencia de una proyección comunitaria como ritual cultural ya no se valora igual y las obras cinematográficas han caído en su consideración por parte del público. Aún así, las preferencias del espectador, sobre todo jóvenes, acerca de cómo, cuándo y dónde disfrutar de una obra están en pleno proceso de cambio y no suelen comulgan con las estrategias diseñadas. El sector audiovisual aún no ha logrado construir estructuras adecuadas a los tiempos que corren, y no ha canalizado hacia la rentabilidad las posibilidades comunicativas y distributivas de internet.

 

P. Repasando la cartelera de los últimos 30 o 40 años, podemos ver la gran cantidad de películas americanas que hay, mientras que del otro lado del mundo, de oriente, si exceptuamos algunos directores japones consagrados, algunas películas que se presentan a los premios occidentales y alguna que viene de Bollywood, llega muy poco material. ¿Estamos, pues, encerrados en una cultura del cine anglosajona?

R. Las mayores americanas dominan el mercado en España e imponen la mayoría de lo que se exhibe. Si quieres el último Titanic, tienes que programar estas otras nueve del paquete. Su posición dominante, casi oligárquica, ahoga al resto. Que obras como las de Jeunet, Kar-Wai, Gobadhi, Carax, McQueen, Widding Refn, Reygadas, Barroso, Mungiu, Martell, Lacuesta, Serra, Kaurismaki, Akin, Moretti, Tavernier…, apenas sean conocidas es un lástima, pues su categoría es enorme, pero solo se exhiben en salas subtituladas de Madrid y Barcelona. En definitiva, que adoro la sorprendente diversidad de este mundo, ¡y no quiero perdérmela!

 

P. No conozco estudios ni estadísticas en las que apoyarme, pero me atrevería a decir a la baja que, por cualquiera de los sistemas disponibles, el consumo medio de películas puede ser de 2,5 por persona y día. ¿Estamos ante una saturación de películas?

R. No lo creo. Cada vez se consume más, cada día vemos más audiovisual. Sí, ha variado el soporte de exhibición, de las salas a las casas, y el coste por visionado, de la taquilla a la descarga, pero la demanda sigue, la gente quiere ver más y más. Eso sí, las telecomunicaciones han ampliado nuestro espectro de lo que vemos, cómo lo vemos, cuándo lo vemos y dónde lo vemos. Lo que se desmorona es el modelo de las últimas décadas y está por ver hacia donde evoluciona. Los cines convencionales desaparecen, solo resisten multisalas en centros comerciales que ofrecen emociones 3D entre tiendas y ocio familiar. Y en la industria audiovisual española, pese a que cada día se ve más audiovisual, el sector va en picado, ¿alguien lo entiende? Yo apenas, pero es la innegable realidad.

 

P. Tus dos últimos cortos los has filmado en súper 8 y 16 mm. Ahora existen medios, como HD o 3D, que dan mucha calidad y permiten filmar y hacer una posproducción de las cosas más inimaginables. ¿Podemos decir que todos estos medios están haciendo un cine muy efectista y visual en detrimento de la historia que contar?

R. Pues no estoy muy al día de estrenos, suelo ir un poco a rebufo de otras recomendaciones, pero para mí eso depende más de quién y de qué quiera contarse, y de quién quiere observar. Por supuesto que los medios actuales facilitan enormemente la accesibilidad a la creación, aumentan el número de producciones y en consecuencia de miradas, estilos, técnicas y modos de producción. Las películas de hoy son más variadas, múltiples y heterodoxas que nunca. Y más baratas de producir. Muchos cineastas han comenzado también a tratar la realidad de otra manera. Son tiempos de cambio, de búsqueda de nuevas fórmulas. Eso se transforma en películas más libres y frescas. Pero el mayor problema es que las nuevas generaciones tienen un perfil cultural más homogéneo y orientado a estándares mainstream que en décadas anteriores. Mientras se les siga entregando únicamente productos de entretenimiento más o menos evasivo, ninguna obra podrá superar el último hallazgo de Youtube.

 El mayor problema es que las nuevas generaciones tienen un perfil cultural más homogéneo.

P. La manera de consumir cine ha sufrido un cambio radical con los nuevos soportes disponibles: tv, vídeo, DVD… y sobre todo internet, que merece un capítulo aparte. El consumo de cine en internet, salvo algunas plataformas de pago, se hace mediante la descarga gratuita, algo que se acepta como “normal” cuando en realidad y según qué casos es un hurto en toda regla. Por otro lado, internet supone una gran plataforma de lanzamiento y difusión para autores como tú. ¿Cómo tendremos que conjugar estos dos conceptos? ¿Cómo habrá que definir el derecho de autor en internet? ¿Podrá ser internet, en su concepción actual, el instrumento estrangulador de cualquier creación artistica personal? ¿Tienen una explicación o hay que inventarla?

R. Así es la percepción media en España. Todo es muy caro y si lo veo gratis, mejor. Es tal el desprestigio del valor de una pieza audiovisual con tanta oferta de canales y contenidos, que muy pocos son los que están dispuestos a pagar por ello. No obstante, el número de consumidores legales por internet crece poco a poco, más por comodidad, rapidez y calidad de servicio que por un cambio de actitud cultural, pero yo creo que nuestro problema es de raíz, que es necesaria una pedagogía de la imagen y la enseñanza de lenguaje audiovisual en el sistema educativo (como se hace con otras artes) para alterar la situación. Por ejemplo, los cortos son ideales para formación durante clases de menos de una hora de los colegios, ayudando a los niños a familiarizarse con la variedad creativa existente.

Muchas gracias por vuestro interés, te confieso que creía que comenzaría todo con la pregunta, ¿y tú de quien eres hermoso?

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