Esta vez sí. El tiempo permitió celebrar un tradicional día de santa Águeda. Desde las diez de la mañana comenzaban los ansiosos corraleños a poblar las faldas de la sierra del Gollino o Almaguer, y los más madrugadores, en previsión de la falta de espacio, llegaban a la ermita. El resumen de la jornada fue el buen comportamiento ecológico de quienes participaron en el evento, salvo algún descuido no involuntario que pasó de recoger sus desperdicios.

En esta ocasión, los corraleños llegaron prevenidos y armados contra el incivismo que hace dos años desgarró nuestras conciencias, y nos llevó a todos a tomar las medidas oportunas para que nunca más se volvieran a repetir determinadas estampas propias del más salvaje vandalismo antiecológico.

El primero en tomar cartas en el asunto fue el Ayuntamiento, que situó contenedores de basura en los accesos a la sierra. Además de enviar a parejas de voluntarios de Protección Civil por la sierra para entregar bolsas de basura y hojas informativas y de concienciación, utilizando inteligentemente a nuestro héroe Almaguerito. El resultado, una jornada de diversión y civismo como las de antes, rodeados de naturaleza y buenas viandas que a muchos nos rejuvenecía trasladándonos a nuestros años de juventud.

Tras la caída del sol, el regreso al pueblo; y con ello, la recogida de toda la basura generada. Afortunadamente, fue la tónica general. El próximo paso podría ser concienciar a los conductores de quads y motos, de que ese día dejaran sus ruidos en sus casas y dejaran que  escucháramos los sonidos del campo en paz, sin sufrir sus atronadores tubos de escape a lo largo de toda la jornada.