Calderón nunca defrauda. Y menos si la puesta en escena corre a cargo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, forma parte del Festival de Almagro y se contempla al aire libre una magnífica noche de verano. Ver “La vida es sueño” fue la propuesta de la Asociación para la noche del domingo 8 de julio a la que respondieron medio centenar de personas.

La actividad consistió en traslado en autocar hasta la capital manchega del teatro clásico, paseo por su magnífica plaza (con visita opcional a su famoso Corral de Comedias) y entrada al Teatro Hospital de San Juan, esplendido lugar que recibía a los espectadores con los acogedores acordes de una chelista situada en un estratégico rincón del hall principal.

La obra, en versión de Juan Mayorga y con Blanca Portillo en el papel de Segismundo, se ha calificado como uno de los espectáculos centrales del festival 2012. Además de los conocidos monólogos de la obra maestra de Calderón de la Barca, lo que más llegó al espectador fue una magnífica puesta en escena y una dinámica apabullante que dejaba poco espacio para la reflexión. No tiene importancia cuando la obra es tan conocida y además, en mi opinión, logra mantener la atención del espectador durante las dos horas largas que dura la representación. Entre acto y acto, y para acompañar en determinados momentos, una orquestina medieval situada en un lateral del escenario entonaba música de la época, otro de los aciertos del planteamiento del director.

Lo que más llegó al espectador fue una magnífica puesta en escena y una dinámica apabullante que dejaba poco espacio para la reflexión.

Siempre emociona escuchar aquello de que “En el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son aunque ninguno lo entiende”. Aplíquese a la situación actual y sirva como edulcorante de una realidad sobre la que a veces es mejor pensar que no existe.

Como única objeción posible, la que emitió uno de los asistentes: un espacio demasiado grande para una buena audición de versos tan profundos y diversa calidad entre los quince actores y actrices que aparecen en escena. Antes de caer en un obligado sueño durante el viaje de vuelta a Corral, con llegada a las tres de la madrugada, los comentarios fueron unánimes: A pesar del esfuerzo del día siguiente, una noche para repetir. Sin ninguna duda.

Jesús Martín