Con buen humor, salpicado de sutileza, Andrés Cañadas ofreció la pasada noche un espectáculo entretenido y cargado de magia que entusiasmó tanto a pequeños como mayores. Un respiro en las noches de este verano tórrido, que ofreció Amigos de Corral en su programación de Veranos culturales en el mágico marco del patio del Convento de San José.

Después de once años de su anterior visita, Cañadas volvió a subirse a un escenario local para asombrar a niños, que miraban atentamente sus movimientos, y mayores incapaces de adivinar sus trucos. Con verbo fácil y ameno, conectó enseguida con un público numeroso y entregado que respondía a las peticiones de colaboración y se enredaba en los juegos de palabras hilvanados para distraer la atención de las maquinaciones de las manos del mago.

Andrés Cañadas ha realizado toda clase de actuaciones en su dilatada carrera. Con gran experiencia en eventos sociales es un artista que asegura el entretenimiento, sobre todo en su especialidad de magia de cerca. Un tipo de magia que le cautivó desde que en su infancia presenciará los juegos del gran Tamariz.

Si la actuación de Cañadas estaba llena de magia, mágico era el escenario en el que la realizaba, el patio del Convento de San José, que amablemente prestaron a Amigos de Corral las religiosas de la congregación Celadoras del Reinado del Corazón de Jesús.